La primera ‘crossera’ eléctrica sueca, fabricada en Barcelona
El olor a gasolina, a aceite de mezcla, el ruido de los escapes y motores, un sinfín de sensaciones que con los ojos cerrados nos permiten describir perfectamente el entorno. Y es que sin mirar, sabemos lo que está pasando en el circuito y lo que el piloto está haciendo en cada momento. Pero la electrificada crossera Stark Varg nos abre otro nuevo camino, otra alternativa futurista de silbidos inodoros.
